La termografía es una fotografía termográfica, en la cual se obtiene una imagen que representa la temperatura de la superficie del animal. El principio se basa en la captación de la radiación de tipo infrarroja que emiten y reflejan (emisividad) los animales cuando se les toma una fotografía termográfica.
Estas cámaras especiales, convierten la energía que irradia un objeto, invisible al ojo humano, en una imagen visible formada a partir de la temperatura superficial de los objetos captados por la cámara.
Es una herramienta diagnóstica complementaria en Medicina Veterinaria, por medio de la cual podemos saber las áreas de temperatura anormal de un paciente; de manera tal que nos permite enfocar el diagnóstico y el tratamiento de una manera más precisa. Es un método no invasivo el cual no requiere sedar al paciente; basta con tomarle una foto de diferentes partes de su superficie corporal.
Las patologías producen variaciones en la circulación sanguínea, que afectan la temperatura de la piel. El calor del cuerpo es constantemente disipado de la piel por radiación, convección, conducción o evaporación. Debido a estas pérdidas de calor, la temperatura de la piel es 5 °C menor que la temperatura interna del cuerpo. La imagen termográfica cuantifica la temperatura superficial de la piel, pero también percibe la de los tejidos profundos. Un proceso inflamatorio de los tejidos va a ser detectado por la cámara infrarroja y podemos localizar precisamente este cambio de temperatura en la superficie del paciente, permitiéndonos tener de manera precisa el área afectada.
Uno de los retos más complejos al examinar a un paciente veterinario es identificar el lugar exacto de una lesión, obviamente, porque los animales no tienen expresión verbal y sólo demuestran dolor por medio de alteraciones en su postura o su comportamiento, que muchas veces son difíciles de interpretar. La termografía revela el área primaria de lesión y ayuda a reconocer los puntos secundarios de dolor que no siempre son claramente identificados en el examen clínico, pero que sí deben ser considerados en el momento de la rehabilitación física.
La termografía no solo nos permite localizar el sitio exacto en el cual el paciente muestra una lesión, si no que nos permite una vez instaurado el tratamiento realizar un monitoreo del progreso del paciente. El tratamiento debe producir el cambio circulatorio deseado; por ejemplo, si hay hipertermia, deben comprobarse la disminución de la temperatura a niveles normales y la consiguiente resolución del proceso tras las sesiones de fisioterapia.
Al interpretar los resultados es importante tener presente que la temperatura de la piel puede ser afectada por factores ambientales, físicos y psicológicos. También hay que considerar que la termografía detecta el sitio de la lesión, pero no su naturaleza o etiología.
Algunos de los cuadros clínicos fácilmente identificados por la termografía son:
- Lesiones musculares: cuando existen espasmos o contracturas musculares ocasionados por un trauma, al principio ocurre un
aumento de la temperatura por la inflamación aguda, pero con la evolución se produce hipotermia debida a la disminución de la actividad contráctil de las fibras musculares y la consecuente reducción de la producción de calor. La hipotrofia también es detectada precozmente por la termografía, antes que sea evidente a nuestros ojos. - Lesiones de nervios periféricos: estas lesiones se identifican con facilidad debido a la disminución de la temperatura en la superficie de la piel controlada por el nervio lesionado (dermatomas). El daño parcial del nervio produce hipotermia por la activación de las fibras simpáticas. La sección completa del nervio lleva a la pérdida total del control vascular simpático y genera hipertermia.
- Lesiones de columna vertebral: la inflamación o la infección que involucran áreas vertebrales o paravertebrales dan por resultado hipertermia en la zona de la lesión (fig. 3). Si la lesión es muy intensa, caudal a ella puede haber hipotermia debida a la falta de tono y la hipotrofia musculares.
- Inflamación: es un fenómeno complejo que comprende reacciones celulares y químicas. Al principio ocurre una breve contracción
arteriolar, que es seguida por una prolongada dilatación de arterias, capilares y venas. La respuesta al aumento de la permeabilidad y la activación de mediadores químicos es un incremento de la temperatura local, fácilmente visible en la termografía. En caso de infección, el aumento de la temperatura es todavía más marcado. Según la gravedad de la lesión o su cronicidad, puede haber una disminución de la temperatura local. - Dolor crónico y neuropático: en este caso, la estimulación del sistema nervioso simpático da por resultado vasoconstricción en los músculos y consecuente disminución de la temperatura local.