Durante muchos años, se pensó erróneamente que nuestras mascotas percibían el dolor de una forma diferente a la nuestra, al no poder comunicar verbalmente, como lo hacemos nosotros: me duele la cabeza; se pensó por muchas décadas, que las mascotas no tenían la capacidad de expresar el dolor y mucho menos manifestaciones de dolor.
Hoy se sabe plenamente que los mecanismos por los cuales nosotros podemos identificar el dolor son los mismos que tienen nuestras mascotas;
que nuestras mascotas son capaces de sentir: ‘’La sintiencia es la capacidad que tiene un ser vivo de sentir emociones, dolor, bienestar etc., y de percibir de manera subjetiva su entorno y sus experiencias vitales.’’ De tal manera queda demostrado científicamente que nuestras mascotas no solo tienen capacidad de identificar el dolor, si no de tener emociones al respecto. El dolor y las manifestaciones que nosotros pudiéramos tener ante un episodio de dolor, son iguales para una mascota.
Existen muchas definiciones de dolor, la que personalmente me gusta es esta, la cual deseo compartir con ustedes:
‘’El dolor es una experiencia sensorial y emocional desagradable que provoca reacciones autónomas y motrices protectoras que tienen como resultado el aprendizaje del comportamiento de rechazo y que pueden modificar el comportamiento específico de la especie, incluido su comportamiento social.’’
‘’ El dolor es una experiencia sensorial y emocional desagradable…’’ el dolor tanto en nosotros como en nuestras mascotas va a desencadenar una experiencia que despierta sensaciones (angustia, temor, rechazo etc.) y emociones desagradables.
‘’ Que provoca reacciones autónomas y motrices protectoras que tienen como resultado el aprendizaje del comportamiento de rechazo…’’ El dolor tiene una finalidad que es el aprendizaje; cuantos de nosotros nos quemamos un dedo al acercarlo a una candela, basto una única experiencia, para aprender que no se le debe de jugar con el fuego. Eso probablemente nos marco como una experiencia desagradable que creo en nosotros un comportamiento de rechazo, de manera tal que al ver una candela encendida por ningún motivo le volvimos acercar nuestro dedo. Con nuestras mascotas sucede los mismo, el ejemplo más claro es cuando al cortarle las uñas por primera vez, sin querer cortamos más allá de donde deberíamos haber cortado, ocasionando dolor. En respuesta nuestra mascota graba eso como un estímulo negativo y probablemente con solo tocarle una pata, asocia esa experiencia desagradable que marca un comportamiento de rechazo.
‘’ Que pueden modificar el comportamiento específico de la especie, incluido su comportamiento social.’’ Si estos estímulos negativos persisten en el tiempo, por ejemplo, una jaqueca prolongada en el tiempo, una persona con una lesión neurológica: hernia de disco etc. va a provocar la irritabilidad de esa persona, inclusive el aislamiento de esta al sentirse tan mal; no deseamos interactuar porque estamos irritables y molestos. A nuestras macotas les pasa lo mismo; un paciente el cual tuvo un accidente automovilístico y presenta una fractura de cadera que le imposibilita caminar, esa mascota experimentará irritabilidad, inclusive si no se corrige el dolor, presentará agresividad al intentar acariciarla. Nuestra mascota tratará de defenderse ya que se encuentra en una situación de desventaja sintiendo plenamente dolor.
El dolor lo podemos clasificar como Dolor Agudo y Dolor Crónico, hay muchas diferencias entre estos dos tipos de dolor que son muy importantes de considerar.
El Dolor Agudo:
Dura poco tiempo, días o semanas; suele acabar en el momento que cesa el estímulo que lo provocó y tiene como finalidad el aprendizaje y la adaptación. Una mascota que sufrió un mordisco por parte de otra mascota; tendrá dolor hasta que la lesión cure (esto si ocurre si no es atendida oportunamente y se le dan medicamentos para abolir el dolor: analgésicos). Este mordisco provocará en esa mascota un aprendizaje: me pueden morder, por lo tanto, va a crear una adaptación: no me vuelvo a exponer para que me muerdan. La gran mayoría de analgésicos que se tienen a disposición, corrigen muy bien este tipo de dolor.
El Dolor Crónico:
perdura en el tiempo (más de 4 a 6 meses), más allá de la causa que dio origen, convirtiéndose en un dolor patológico: ya no es un mecanismo de defensa para el organismo, ya no ofrece ninguna adaptación, por el contrario, se considera UNA ENFERMEDAD: los procesos de aprendizaje y adaptación se pierden y lo que queda es una mala adaptación a esta experiencia desagradable que ha perdurado en el tiempo. La mayoría de los analgésicos que se disponen no son eficaces en el control del dolor, lo que complica el tratamiento. Que ejemplos podemos dar de dolor crónico: pacientes con cáncer, con problemas articulares: displasia de cadera, enfermedades degenerativas articulares, calcificaciones de discos intervertebrales, puentes óseos entre las vértebras, hernias de disco que han avanzado en intensidad y en el tiempo etc.
Dolor agudo | Dolor crónico | |
Significación | Adaptativo. Indica la necesidad de actuar para corregir la lesión. | Pérdida del valor adaptativo. ENFERMEDAD. |
Relación con la lesión | Directa y proporcional. | Compleja, indirecta y variable. |
Manifestaciones acompañantes | Ansiedad. Estado general poco alterado. | Depresión. Alteración del estado general. |
Respuestas al Tx. | Responde al Tx. que elimina el daño tisular buena respuesta a los Tx. Analgésicos. | No responde al Tx. que elimina el daño tisular. Respuesta contradictoria a los Tx. analgésicos. |
Manifestaciones del Dolor:
- Jadeo excesivo y exceso de producción de babas: un jadeo que no es normal, que apareció de un pronto a otro, sin ninguna explicación. (hay que recordar que el jadeo es normal en los perros: al caminar, al hacer calor, al correr etc.).
- Respiración acelerada, es otra señal de manifestación de sentirse mal; esta situación al igual que a nosotros es generador de estrés y ansiedad.
- Mirada sin brillo, perdida, sin interés con las pupilas dilatadas.
- Comportamiento de buscar refugio, esconderse, aislarse e inclusive comportamiento de agresividad al intentar acariciarlo o tocarlo.
- Lamidos continuos en una zona del cuerpo determinada y que tiende a proteger cuando uno desea revisarlo.
- Pérdida del apetito, no come del todo o se muestra desinteresado en la comida. Este es un signo inequívoco que algo anda mal, requiere de pronta intervención ya que un paciente que no coma, su metabolismo empieza a disminuir y eso solo puede traer como consecuencias negativas para la salud de nuestra mascota.
- Llantos, lloriqueos o gemidos constantes o intermitentes sobre todo cuando intenta ponerse en pie o al manipular alguna parte de su cuerpo. También es posible que manifieste este comportamiento con tan solo tener proximidad con nuestra mascota, esta es una clara evidencia que no desea que se le toque o se le mueva; siente temor por nuestra cercanía ya que eso puede provocarle dolor.
- Temblores espontáneos en todo el cuerpo o partes del cuerpo, que se acentúan al manipularlo o al acercarse a la mascota.
- No duerme, paciente muy inquieto que está cambiando constantemente de posiciones, ladra a cada rato o se esta quejando con cierta regularidad.
- Cualquier otro tipo de manifestaciones que no sean lo común del día a día que exprese nuestra mascota: renqueras, dificultad para incorporarse después de haberse echado, cambios en su conducta habitual que no tienen razón de ser.
Ante cualquiera de estas manifestaciones conviene acudir a nuestro Médico Veterinario de confianza para que realice un examen general para evidenciar que es lo que esta sucediendo; no podemos darle largas al asunto y esperar a que se resuelva solo.
El dolor tiene muchos aspectos negativos fisiológicos:
- Cardiovasculares: aumenta el trabajo cardíaco, así como el consumo de Oxígeno.
- Respiratorios: formación de secreciones que dificultan una respiración efectiva con ello se reduce el intercambio gaseoso y disminuye la cantidad de oxígeno disponible para los tejidos.
- Digestivos: Anorexia y disminución de la motilidad intestinal.
- Endocrinos: Alteración en la producción de varias hormonas que intervienen en el metabolismo, haciendo que este sea ineficiente.
- Renales: mal funcionamiento de los riñones.
- Sistema Inmune: disminuye la inmunidad del paciente.
- Comportamiento: alteraciones del sueño, hábitos de higiene y agresividad.
Cualquier paciente que experimente dolor, si este no es corregido, va a generar estrés y a consecuencia de este se percibe miedo. Si esto continua entramos en un círculo vicioso en el cual la percepción del dolor se va a incrementar cada vez más.
En nuestro caso particular, el médico nos va ha preguntar el grado de dolor que estamos percibiendo comparado a una esca de dolor:
En el caso de nuestras mascotas, es más complejo, se deben de realizar exámenes físicos complejos de manera tal que podamos realizar una valoración completa del paciente con la finalidad de poder cuantificar el grado del dolor. Para ello existen diferentes tipos de escalas que utilizamos que pueden ayudarnos a cuantificar es grado de dolor; una vez que identificamos el grado de dolor, instauramos un tratamiento específico y después debemos de revalorar con la misma escala para ver si hubo una disminución de la percepción del dolor.
Una vez que definamos el tipo de dolor que tiene nuestra mascota (Dolor Agudo, crónico o Crónico Neuropático), se debe de instaurar un tratamiento. Como vimos, el dolor agudo responde muy bien a la mayoría de los analgésicos convencionales; sin embargo, el dolor crónico exige un enfoque multimodal: combinación de distintos medicamentos y de opciones de tipo no farmacológicas que nos permitan establecer una terapia que cubra todas las necesidades individuales de ese paciente en particular. Dentro de las opciones no farmacológicas tenemos:
Fisioterapia y rehabilitación (nos permite realizar un gran número de acciones no invasivas que nos ayudan a modular el dolor y eliminar la inflamación, acelerar procesos de cicatrización, mejorar la irrigación sanguínea y el tono muscular entre otras), acupuntura, masajes, ozonoterapia, medicina regenerativa etc.
En nuestra clínica nos especializamos en el control del dolor, tanto agudo como crónico; contamos con la experiencia y con los equipos idóneos para dar un tratamiento integrado a nuestros pacientes, de manera que nuestros Médicos Veterinarios tienen como responsabilidad la evaluación del paciente a fin de establecer un diagnóstico y un tratamiento específico a las necesidades del paciente. Nuestra fisioterapeuta que tiene una certificación de la Universidad de Tennessee en fisioterapia y rehabilitación canina apoya nuestro trabajo con un abordaje interdisciplinario que nos permite no solo realizar una fisioterapia exitosa, si no que se elabora un programa de rehabilitación que le devuelva a nuestros pacientes su funcionalidad y calidad de vida. Un programa efectivo de rehabilitación debe de contemplar: Movilidad, Estabilidad, Carga progresiva controlada, Habilidad motora, Coordinación y equilibrio; entre otras cosas. Todo esto se consigue bajo la guía y supervisión de nuestra fisioterapeuta quien diseña un programa específico para las necesidades individuales del paciente.